En la apertura de un seminario sobre derechos sexuales y reproductivos, en el Senado, la ministra de la Corte Suprema sostuvo que “cada mujer tiene que decidir lo que a ella le conviene” frente a un embarazo. Cuestionó las posiciones de la Iglesia Católica.
Por Mariana Carbajal
La ministra de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay exhortó ayer a la sociedad argentina a abrir el debate por la despenalización del aborto para “admitir la libertad de la mujer para decidir”. “Ojalá que podamos dejar de crisparnos e insultarnos, que dejemos de lado el tabú, que podamos intercambiar ideas y puntos básicos para esta discusión y que reconozcamos que el aborto es algo que ocurre, que es parte de nuestra naturaleza humana”, abogó Argibay. La jueza fue la principal oradora en la jornada inaugural de un seminario internacional sobre derechos sexuales y reproductivos, cuyo tema principal es el problema del aborto en el país. Durante su exposición, Argibay hizo propio el lema de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, reclamó. Y llamó a las mujeres y varones comprometidos con esta lucha a “juntarnos” para promover un cambio en la legislación. “Un embarazo no deseado puede ser tan trágico en un momento, en una familia, como un embarazo forzado”, argumentó.
El encuentro, organizado por la Asociación Católicas por el Derecho a Decidir-Córdoba, tuvo lugar en el auditorio del Anexo del Senado. El recinto estaba colmadísimo. Muchos de los asistentes –la mayoría mujeres– debieron seguir la charla desde los pasillos. Entre las presentes había algunas legisladoras como las senadoras Marita Perceval, del Frente para la Victoria, y María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica. Con diferencias ideológicas en otros temas, en relación con el aborto Perceval y Estenssoro caminan la misma senda. Perceval lamentó dejar su banca en diciembre sin haber logrado debatir un proyecto que despenalizara el aborto.
El seminario comenzó con un emotivo homenaje a la abogada Dora Coledesky, fallecida recientemente a los 81 años, una pionera en el país en la lucha por el derecho al aborto. Argibay dio una charla magistral y se llevó en varios tramos de su disertación el aplauso cerrado de los asistentes, entre las que se contaban integrantes de distintas organizaciones de mujeres llegadas de diversos puntos del país, expertos internacionales, médicos e investigadores.
La ministra de la Corte recordó que decir públicamente su posición a favor de la legalización del aborto casi le cuesta el cargo. Dijo que tenía “un terrible entripado” por la imposibilidad “de debatir este tema en esta sociedad”. Y acusó a “algunos grupos” de buscar “empañar” la discusión “haciendo imposible el debate”. “No dejan discutir las ideas básicas. A mí me han gritado muchas veces asesina, abortista. Ese no es un argumento. Somos prolibertad de decidir. No somos abortistas. Abortistas son los que no quieren que nazca ningún bebé”, diferenció.
Argibay defendió el derecho a decidir de las mujeres frente a un embarazo no deseado. “La dignidad de la vida y la libertad es tomar una decisión estando informada y sabiendo las responsabilidades que eso implica. El tema es cómo hacemos para hablar de esto. La dignidad de las mujeres pasa también por la igualdad de oportunidades que se nos niega (al obligarnos a continuar con un embarazo que no se quiere)”, argumentó. La ministra consideró que “no es lo mismo la vida antes del nacimiento que después”. “Un feto no puede vivir sin la madre, no es independiente hasta que nace. Recién cuando nace puede ser considerado persona desde el punto de vista jurídico”, señaló.
También se pronunció a favor de modificar el Código Penal para clarificar el alcance del artículo 86 en relación con la no punibilidad del aborto en los casos de embarazos producto de una violación. “No tengo ninguna duda de que hay que cambiar el artículo que admite el aborto para casos de violación de una mujer idiota o demente, (para que abarque a) cualquier violación”, opinó. Argibay consideró que “un embarazo no deseado puede ser tan trágico en un momento, en una familia, como un embarazo forzado”.
La ministra coincidió con el lema de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, que impulsan en el país más de doscientas ONG y cuyo reclamo quedó plasmado en un proyecto de ley que despenaliza el aborto dentro de las doce primeras semanas de gestación. La iniciativa fue presentada en la Cámara de Diputados con las firmas de más de una veintena de legisladores de distintas fuerzas políticas.
Argibay sostuvo que se debe garantizar la educación sexual en todas las escuelas y “sancionar” al que no cumpla con su dictado, un tiro por elevación al arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, a cargo de la Comisión de Educación de la Conferencia Episcopal, quien recientemente se pronunció en contra de los contenidos básicos curriculares consensuados y aprobados por todas las provincias.
“La primera necesidad es la educación para poder tomar una decisión con conocimiento”, indicó. En segundo lugar, siguió, se debe garantizar el acceso a los anticonceptivos. “Las mujeres deben conocer los métodos”, reclamó. En ese sentido, cuestionó con dureza a la Iglesia Católica por oponerse al uso de anticonceptivos. “Con una pandemia de sida, esa posición es criminal”, afirmó. Finalmente, concluyó: “Cada mujer tiene que decidir lo que a ella le conviene”, frente a un embarazo. Se llevó un largo y sostenido aplauso.
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