"Los Santos del Campo"
Con Vairoleto y Mate Cosido como principales exponentes, los bandoleros rurales esparcieron su nombre y su mito por todo el país. Fueron los Robin Hood de las pampas: robaban a estancieros y repartían entre peones. Hoy son los santos criollos
El 22 de diciembre de 1939, Segundo David Peralta, alias “Mate Cosido” realizó con su banda el último golpe. Secuestraron Jacinto Berzón, un estanciero de Chaco, por el que pidieron 50.000 pesos de rescate. El pago debía realizarse el 7 de enero de 1940, arrojando el dinero desde un tren, en un sitio próximo a la estación Villa Berthet. Pero un compinche había traicionado al popular bandido y desde el tren arrojaron un paquete lleno de diarios. De pronto una bengala iluminó el lugar y comenzó la balacera. Mate Cosido fue herido en la cadera pero logró escapar. Nunca más se lo volvió a ver.
Casi dos años después, en Mendoza, llegaría el final para otro memorable bandido rural: Juan Bautista Vairoleto. Después de años de robar estancias, Vairoleto se había afincado en una chacra próxima a la ciudad mendocina de General Alvear junto a su mujer y sus dos hijas. Como “Mate Cosido”, también fue traicionado: un viejo camarada, a cambio de dinero, informó a la gendarmería el paradero del jinete rebelde.
El 14 de septiembre de 1941, dieciséis policías rodearon la casa de Vairoleto, quien a punta de pistola enfrentó a la comisión policial. Sin posibilidad de escapar, decidió pegarse un tiro en la cara.
Vairoleto y Mate Cosido son los exponentes más conocidos del bandolerismo rural, hombres de a caballo que desde fines del siglo XIX y hasta mediados del XX robaban a los estancieros ricos, en muchos casos repartían entre los pobres, eran queridos por la peonada y después de muertos se convirtieron en santos populares.
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