Texto completo de "La forestal" de Rafael Lelpi
"La forestal"
Crónica cantada
“En el comienzo fue apenas un nombre para extraños. El año, un año más: 1904... Un año amargo. Argentine Quebracho Company, ese era su primer nombre. Sus acciones estaban en Nueva York, Pero sus garras caían sobre el quebracho, el tanino y los rollizos y empezaban a hundirse en esos montes del Chaco grande. El sitio se llamaba Tartagal...”
Camino a Tartagal (Chamamé canción)
Fuimos dos mil, dos mil adelantados
en el infierno rojo del quebracho.
Nos dijeron entonces: Tartagal,
y era como una mágica palabra.
Vamos a Tartagal, era el conjuro,
la esperanza, las ganas y la confianza.
Fuimos con las mujeres y los hijos:
Una rota y hambrienta caravana...
Me llamé entonces Pedro, Juan y Segundo.
Se llamaron, Florinda, Rosa, Juana.
Todo duró lo que duró la sangre,
la espalda, el corazón, el brazo hachando...
“1913, un año amargo para los obrajeros explotados: Nace el Imperio de la Forestal”
Todo duró lo que duró la sangre,
la espalda, el corazón, el brazo hachando…
“Ahí estaba yo; Sí señor, con la Rosita mi mujer y los gurises. Todos juntos ahí, ocho éramos entonces: La Rosita, Yo, el Antonio, Remigio, José, Ramón, Jacinta… Florinda… Ay! Florinda, flaquitos todos… con la canillita como palitos… Pero eran de guapos pa’ ayudar en el desmonte…
Allá en el pueblo nos dijeron que era güena la gente, que era güena la paga… que eran güenos los Ingleses… Los ingleses… Jha… Y nos vinimos nomá pa’l obraje… A qué señor! Vivíamo mesmo como lo animale señor… Siempre debiendo en la proveeduría… Nos pagaban con lata… Y! lata… Una moneda de la forestal pa’ cambiar por yerba o azúcar o a veces un pedazo de carne… Ah! Era un abuso señor!
Rosita: volvamo al pueblo!”
Continúa en link
Camino a Tartagal (Chamamé canción)
Fuimos dos mil, dos mil adelantados
en el infierno rojo del quebracho.
Nos dijeron entonces: Tartagal,
y era como una mágica palabra.
Vamos a Tartagal, era el conjuro,
la esperanza, las ganas y la confianza.
Fuimos con las mujeres y los hijos:
Una rota y hambrienta caravana...
Me llamé entonces Pedro, Juan y Segundo.
Se llamaron, Florinda, Rosa, Juana.
Todo duró lo que duró la sangre,
la espalda, el corazón, el brazo hachando...
“1913, un año amargo para los obrajeros explotados: Nace el Imperio de la Forestal”
Todo duró lo que duró la sangre,
la espalda, el corazón, el brazo hachando…
“Ahí estaba yo; Sí señor, con la Rosita mi mujer y los gurises. Todos juntos ahí, ocho éramos entonces: La Rosita, Yo, el Antonio, Remigio, José, Ramón, Jacinta… Florinda… Ay! Florinda, flaquitos todos… con la canillita como palitos… Pero eran de guapos pa’ ayudar en el desmonte…
Allá en el pueblo nos dijeron que era güena la gente, que era güena la paga… que eran güenos los Ingleses… Los ingleses… Jha… Y nos vinimos nomá pa’l obraje… A qué señor! Vivíamo mesmo como lo animale señor… Siempre debiendo en la proveeduría… Nos pagaban con lata… Y! lata… Una moneda de la forestal pa’ cambiar por yerba o azúcar o a veces un pedazo de carne… Ah! Era un abuso señor!
Rosita: volvamo al pueblo!”
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