Efectos no tan deseables
Dos investigaciones británicas cuestionan el uso de Tamiflu y Relenza contra la gripe A en niños que no sufran factores de riesgo. Los efectos secundarios son altos y las ventajas en chicos menores son bajas: reducen en un día el proceso.
Por Pedro LipcovichDos estudios en Gran Bretaña cuestionan el uso de Tamiflu y Relenza contra la gripe en niños que no tengan factores de riesgo o complicaciones respiratorias. Ambas investigaciones encontraron una presencia relativamente alta de efectos secundarios, especialmente vómitos, y una de ellas registró síntomas psicológicos como baja de la atención, dificultades para dormir y pesadillas. El efecto favorable de los tratamientos con antivirales consistió en reducir en aproximadamente un día la duración de la gripe; no redujo la agudización de crisis en chicos asmáticos, ni la necesidad de usar antibióticos. En cuanto a la utilidad de estos antivirales para prevenir complicaciones de la gripe, “podría ser limitada”. Estas observaciones, de todos modos, dejan en pie la indicación de antivirales para chicos que, junto con la gripe, tengan factores de riesgo por enfermedades preexistentes, y para casos en los que se haya declarado neumonía –estas últimas indicaciones son las que sostienen los hospitales de referencia en la Argentina–. En cuanto a los adultos, los efectos adversos se consideran menores, pero la posibilidad de náuseas y vómitos también está presente.
El British Journal of Medicine publicó ayer un estudio de un equipo de la Universidad de Oxford integrado por Matthew Shun-Shin, David Mant y otros investigadores, quienes reexaminaron una serie de estudios sobre efectos del oseltamivir (Tamiflu) y el zanamivir (Relenza) en chicos de hasta 12 años. El informe recuerda que “durante las epidemias la influenza llega a afectar a más del 40 por ciento de los chicos de preescolar y al 30 por ciento de los niños en edad escolar. Estos son la principal fuente de la diseminación de influenza en los hogares”. En cuanto a “la actual pandemia H1N1, alrededor del 30 por ciento de los casos en el Reino Unido se registró en chicos de menos de diez años”.
Los investigadores registraron que “la administración de oseltamivir se asocia con un riesgo incrementado de vómitos”, no así la del zanamivir; en relación con esto, observan que el oseltamivir, al administrarse por vía oral, llega al aparato digestivo en mayor medida que el zanamivir, que se toma por inhalación.
Según el estudio, ambos antivirales “permiten una mayor rapidez en la resolución de los síntomas, la fiebre y el retorno a la actividad normal”, que estiman “entre 0,5 y 1,5 día” antes que sin la medicación. Sin embargo, “esas reducciones no siempre son significativas y queda incertidumbre en cuanto a estos efectos”. Los antivirales “no reducen el uso de antibióticos” por infecciones vinculadas con la gripe. Además, “no hay evidencia actual para señalar un tratamiento especial para chicos con asma”. Por otra parte, advierten, “los médicos deberían tener presente que, para uno de cada diez chicos, los síntomas de la influenza pueden persistir durante más de dos semanas”.
Otra investigación, dada a conocer en la publicación electrónica Eurosurveillance, fue efectuada por un equipo de la Agencia de Protección de Salud (HPA) británica, dirigido por Aileen Kitching. Se efectuó sobre 103 chicos de escuelas primarias y secundarias de Londres, a quienes, sin estar enfermos, preventivamente se les había administrado oseltamivir, durante la actual pandemia: “El 53 por ciento de los chicos comunicó uno o más efectos colaterales: en el 40 por ciento, se trataba de síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarreas y dolor de estómago, y el 18 por ciento refirió efectos psíquicos como problemas para dormir, baja concentración y pesadillas”.
El trabajo del British Journal of Medicine señala que “en la actual pandemia de influenza, los efectos de los antivirales en prevenir complicaciones en chicos no se conocen pero, sobre la base de la evidencia actual, podrían ser limitados”. Los investigadores observan que “en varios países se promueve el tratamiento con antivirales de chicos con gripe A (H1N1) sospechada o confirmada”, y advierten que “sería prudente una estrategia más conservadora, por lo menos mientras la morbilidad y la mortalidad en la actual pandemia se conserven bajas”.
De hecho, la estrategia así recomendada ya viene siendo seguida por los pediatras argentinos. Rosa Bologna, jefa de infectología del Hospital Garrahan, precisó que “no administramos estos antivirales a todos los chicos con influenza, sino a los que tienen factores de riesgo –problemas inmunitarios, diabetes, etcétera–, los menores de dos años y los que tienen cuadros compatibles con neumonía y neumonitis”.
Eduardo López –jefe del departamento de medicina del Hospital Ricardo Gutiérrez y titular de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica– coincidió con las indicaciones de su colega del Garrahan y recordó que “en cambio, durante la primera etapa de la epidemia, llamada ‘de contención’, administrábamos antivirales en todos los casos sospechosos, sus familiares y contactos, a fin de retardar la diseminación de la enfermedad”. López señaló que “en nuestra práctica los únicos efectos adversos que encontramos fueron náuseas o vómitos leves o moderados”.
También para adultos, “los efectos colaterales más frecuentes son gastrointestinales, como náuseas o vómitos”, según la FDA de Estados Unidos.
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